Antes de seguir: esto no es un “top 10”, ni una estampita Michelin paralela, ni un concurso de popularidad. Es una selección mensual que responde a una sola pregunta: ¿qué restaurantes están sosteniendo su criterio desde el plato?
No todos son caros, no todos buscan reflectores y no todos han pasado por mi libreta. Pero sí cumplen condiciones mínimas: técnica verificable, propuesta clara, coherencia precio–experiencia y un aporte real a la escena. Si están aquí, es porque hoy —este mes— importan.
1. Quintonil — Alta cocina que juega en otra liga
Ubicación: Av. Isaac Newton 55, Polanco, Polanco IV Secc, Miguel Hidalgo, 11560 Ciudad de México, CDMX
Ticket promedio: 5,600–13,310 MXN por persona (dependiendo del maridaje)
Quintonil no necesita presentación: dos estrellas Michelin y reconocimiento internacional lo colocan en la punta del fine dining mexicano. Su cocina trabaja el producto con precisión quirúrgica y sin efectos especiales. Verduras, pescados, hierbas y maíces leídos con una madurez que pocas cocinas del país alcanzan.
Por qué importa: es uno de los pilares globales de la cocina mexicana contemporánea.
Dónde flaquea: el precio lo vuelve un lujo muy reservado.

2. Máximo Bistrot — La madurez de Lalo García
Ubicación: Av. Álvaro Obregón 65 Bis, Roma Nte., Cuauhtémoc, 06700 Ciudad de México, CDMX
Ticket promedio: 2,000–3,500 MXN
Máximo es un restaurante que no busca asombrar: ejecuta. Producto impecable, técnica sobria y un menú que rota diario con lógica de mercado. La estrella Michelin solo formalizó algo que ya era evidente: aquí hay oficio y sensibilidad.
Por qué importa: sostiene la conversación sobre temporada y producto en CDMX.
Dónde flaquea: su precio lo obliga a una consistencia absoluta.

3. Rosetta — Un clásico contemporáneo
Ubicación: Colima 166, Roma Nte., Cuauhtémoc, 06700 Ciudad de México, CDMX
Ticket promedio: 700–1,200 MXN
Rosetta dejó de ser “el lugar bonito” hace años. Elena Reygadas cocina desde el pan, el huerto y la técnica fina que convirtió su cocina en referencia. Carta elegante, platos memorables y una estética que ya marcó a toda una generación de cocineros.
Por qué importa: consolidó una sensibilidad culinaria que se replicó por toda la ciudad.
Dónde flaquea: porciones pequeñas y reservas difíciles.

4. Trillo — Cocina de producto sin teatro y con enorme claridad
Ubicación: Cozumel 38, Roma Nte., Cuauhtémoc, 06700 Ciudad de México, CDMX
Ticket promedio: 900–1,600 MXN
Trillo no hace ruido porque no lo necesita. Es uno de los comedores más serios de la Condesa: cocina de producto, técnica contenida y platos que no apelan al espectáculo, sino al sabor. Aquí no hay trucos, no hay pretensión, no hay “concepto”: hay oficio. La carta se mueve entre pescados bien tratados, vegetales que saben a sí mismos y fondos cuidados.
El mérito de Trillo es justo ese: ser un restaurante adulto en una colonia que suele premiar la pose. Cuando hay buena materia prima y manos que la saben trabajar, no hacen falta discursos.
Por qué importa: representa la cocina honesta y consistente que sostiene a una ciudad: sin hype, sin foto obligatoria y sin vender humo.
Dónde flaquea: el comedor es pequeño y el servicio, aunque amable, a veces se ve rebasado en horas pico.

5. Masala y Maíz — Migración, política y una estrella bien ganada
Ubicación: Artículo 123 116, Colonia Centro, Centro, Cuauhtémoc, 06040 Cuauhtémoc, CDMX
Ticket promedio: 500–900 MXN
Norma Listman y Saqib Keval trabajan desde la migración: India, África del Este y México dialogan sin abusos de “fusión”. Platos con personalidad, discurso político y sazón limpia. La estrella Michelin llegó a validar un proyecto profundamente ético.
Por qué importa: es el restaurante más político de CDMX… y se nota en el plato.
Dónde flaquea: servicio apresurado y porciones pequeñas para algunos.

6. Xuna — Un nuevo clásico
Ubicación: Valladolid 96, Roma Nte., Cuauhtémoc, 06700 Ciudad de México, CDMX
Ticket promedio: 800–1,200 MXN
Xuna es una de las propuestas más serias de cocina mexicana contemporánea en la ciudad. No juega al exotismo ni a la postal típica: toma ingredientes, técnicas y sabores del sur de México —Oaxaca, Chiapas, el Golfo— y los reinterpreta con precisión moderna. Nada está puesto “porque sí”: hay fondos, recados, cocciones cuidadas y una lectura honesta del territorio.
Aquí los platos no buscan caer simpáticos: buscan estar bien hechos. Pesca madurada en recados profundos, vegetales trabajados al límite, moles reimaginados y una elegancia contenida que no necesita subrayarse. Es una cocina que entiende de dónde viene, pero no se queda atrapada ahí.
Por qué importa: ofrece una visión adulta de la cocina mexicana contemporánea: sin folclor barato, sin romantizaciones y sin artificio narrativo. Solo técnica, identidad y disciplina.
Dónde flaquea: la intensidad de los platos puede variar y, en horas altas, el servicio llega a desfasarse.

7. Nicos — Tradición con técnica
Ubicación: Av. Cuitláhuac 3102, Claveria, Azcapotzalco, 02080 Ciudad de México, CDMX
Ticket promedio: 500–800 MXN
Nicos demuestra que la cocina tradicional mexicana puede ser tan seria como cualquier alta cocina. Recetarios, temporada, respeto al producto y técnica sin artificio.
Por qué importa: preserva la tradición desde la excelencia.
Dónde flaquea: algunos lo perciben caro “para ser tradicional”.

8. El Hidalguense — Barbacoa que roza la perfección
Ubicación: Campeche 155, Roma Sur, Cuauhtémoc, 06760 Ciudad de México, CDMX
Ticket promedio: 300–600 MXN
Barbacoa de oveja hecha con rigor: consomé profundo, tortillas calientes y guisos que respetan la raíz hidalguense. Nada de discursos: cocina que ha resistido por calidad.
Por qué importa: demuestra que la excelencia también existe fuera del fine dining.
Dónde flaquea: muchos lo consideran la barbacoa más cara de la ciudad además de que sólo abre fines de semana.

9. Expendio de Maíz — Alta cocina sin sala
Ubicación: Av. Yucatán 84, Roma Nte., Cuauhtémoc, 06700 Ciudad de México, CDMX
Ticket promedio: variable, pero moderado
Un toldo, mesas largas, tortillas hechas al momento y secuencias de guisos según lo que haya. Es un menú degustación sin llamarlo así. Técnica real disfrazada de sencillez.
Por qué importa: rompió la división entre “callejero” y “gastronómico”.
Dónde flaquea: las filas y la espera eterna.

10. Mi Compa Chava — Marisco norteño con identidad
Ubicación: Zacatecas 172, Roma Nte., Cuauhtémoc, 06700 Ciudad de México, CDMX
Ticket promedio: 300–900 MXN
Aguachiles, ceviches, costras, producto del Pacífico y sazón sinaloense sin maquillajes. Ambiente ruidoso, servicio rápido, platos que saben a mar.
Por qué importa: aterrizó la lógica marisquera del noroeste en CDMX con respeto y técnica.
Dónde flaquea: filas y precios que sorprenden a quien llega buscando antojo barato.
