Casa Prime estrena menú… y músculo propio

Tras separarse de Sonora Grill Group, Casa Prime se reconfigura con nueva imagen, nuevo discurso y una propuesta que no presume, ejecuta. Probé su menú renovado, charlé con el chef Rodrigo Castilla y comprobé que el rebranding no es solo cosmético: hay técnica, sabor y una clara voluntad de caminar con identidad propia

Tras separarse de Sonora Grill Group, Casa Prime se reconfigura con nueva imagen, nuevo discurso y una propuesta que no presume, ejecuta. Probé su menú renovado, charlé con el chef Rodrigo Castilla y comprobé que el rebranding no es solo cosmético: hay técnica, sabor y una clara voluntad de caminar con identidad propia

Santa Fe, esa tierra de corporativos y comidas de negocios que rara vez conmueven, se está comiendo una sorpresa. Lo que antes fue Sonora Prime hoy se presenta como Casa Prime, y no, no es solo un rebranding más para justificar precios altos. Esta nueva etapa —ya sin el cobijo de Sonora Grill Group— se siente como un reset con propósito: hay técnica, hay sazón y, sobre todo, hay una cocina que parece estar en constante terapia consigo misma. Rodrigo Castilla, chef corporativo al mando, no presume: ejecuta. Y eso, en esta zona, ya es decir mucho. Aquí nadie cocina por default.

Jugar con el ácido sin pasarse de rosca

La primera cucharada te da una pista: aquí nadie cocina en automático. El tiradito de robalo —bañado en una leche de tigre con melón, habanero, jengibre y agua de coco— coquetea con la dulzura sin perder el filo. El plátano macho frito, servido como tostones, suma textura, pero por momentos entra en competencia con el melón. Castilla lo nota y ajusta al vuelo: cambia la base por tortilla, y el plato, de pronto, se ordena solo. Así funciona este lugar: prueba-error-refinamiento.

«No es un platillo perfecto, pero comercialmente funciona», suelta el chef con una honestidad refrescante. Nada de storytelling vacío: aquí hay autocrítica, escucha y evolución.

Tiradito de Robalo ($420) | No es picante pero sí divertido al gusto
Un tartar que no necesita hashtags

El tartar de salmón sobre pan cristal podría ser una postal para Instagram, pero lo que importa está en el bocado. El pan, poroso y crujiente, absorbe lo justo. El aguacate se comporta, el salmón responde y el aceite de oliva une la escena. «Un bagel elegante», lo describo, y acierto. No hay acrobacias: hay lógica, hay gusto. La cocina aquí no grita; conversa.

La lengua, por fin, dice algo

La cazuela de lengua es un plato que no necesita justificaciones. Suave, profunda, picante sin ser bravucona, viene con tortillas y una salsa tatemada que cierra el círculo. Aquí el sabor no pide permiso: te calla la boca con elegancia. De inmediato suelto lo que pienso:

«Está muy chingona. Tienes ácido, tienes delicadeza y potencia».

Y sí, es justo eso. Cocina con discurso.

Cazuela de lengua ($495) | No necesita justificaciones
Cuando el pan no es fondo, sino forma

El sándwich de ribeye es el tipo de plato que, en manos menos entrenadas, podría ser una trampa de exceso. Pero aquí se equilibra con precisión. La carne jugosa, los tomates cherry confitados, la mayonesa casera y la escarola en vez de arúgula construyen un bocado redondo. Sin ruido, sin grasa de más. Técnica que no se ve, pero se siente.

«Tienes todas las dimensiones. Hasta un umami ahí», le digo a Castilla, y el gusto me da la razón.

Sándwich de Rib Eye ($305) | Técnica que no se ve pero se siente
El robalo que no se disfraza

Pescado al josper, adobo con hoja santa y textura precisa. El robalo llega vestido de técnica veracruzana sin perder su identidad. Aquí no hay «reinterpretaciones» ni «deconstrucciones». Hay sabor. Hay cocina que se respeta.

«Es un plato muy bien pensado», comento. «Tienes la dimensión ácida, ligeramente picante del adobo, y el anizado de la hoja santa que contrasta con el pescado».

Carne con carácter, sin alarde

El New York en salsa Robert es el clímax. Corte calidad prime, salsa con mostaza antigua, mantequilla, vino blanco, chalote y una reducción de fondo de res que se vuelve casi alquimia:

«Lo reduzco hasta que queda como petróleo», confiesa Castilla, sin falsa modestia.

El New York Robert ($1,495) | Excelente para 3 personas

A 1,495 pesos, este plato es para compartir entre tres. Y no, no es barato. Pero vale cada centavo. Porque aquí, la técnica no se usa para presumir, sino para resaltar el producto.

Postres con criterio (y un nombre detrás)

Ni el Baclava helado ni el Key Lime Pie buscan ser la estrella del show, pero ambos cierran con altura. El primero juega con el crujiente y el frío; el segundo balancea bien la acidez. Azúcar, la justa. Ego, ninguno.

«Son creaciones de Alex Maya, nuestro chef repostero corporativo», apunta Castilla con generosidad profesional.

Los postres de Alex Maya son una gran alternativa | Key Lime Pie ($240)

Y sí, se nota. Hay técnica, hay balance, hay una conversación entre texturas y temperaturas. No es el final que roba cámara, pero sí el que deja una última impresión precisa.

📌 Casa Prime – Ficha del antojo

¿Qué probé?

  • Tiradito de robalo con leche de tigre de melón y habanero (420 pesos)
  • Tartar de salmón con aguacate sobre pan cristal (405 pesos)
  • Cazuela de lengua en cocción de fuego lento (495 pesos)
  • Sándwich de ribeye con tomate cherry confitado (395 pesos)
  • Hamburguesa Casa Prime pan brioche, queso cheddar y huevo frito (395 pesos)
  • Lasaña Wagyu con boloñesa reducida (495 pesos)
  • Robalo al josper con adobo de hierbas (525 pesos)
  • New York Robert (1,495 pesos)
  • Baclava helado (205 pesos)
  • Key Lime Pie (240 pesos)

Lo que más me gustó:

🥇 La reducción brutal del New York — pura técnica, sin disfraz

🥈 Robalo al Josper — sabor que escucha

🥉 El sándwich de ribeye — equilibrio quirúrgico

Lo que debes saber:

✔️ Cuesta, sí. Pero aquí el precio no es puro empaque

✔️ El personal sabe lo que vende, y eso se agradece

✔️ Muchos platos son para compartir, y se disfrutan más así

Ambiente: Elegante sin ser pretencioso. Santa Fe sin la rigidez corporativa.

Precio promedio por persona: 💵 1,100-1,200 MXN

Ubicación: 📍 Av. Santa Fe 428, Lomas de Santa Fe, CDMX

Ideal para:

🍽️ Comer bien sin necesidad de espectáculo

💼 Reuniones que merecen algo más que cortes al carbón

👥 Compartir mesa, técnica y buen gusto

Casa Prime no reinventa la rueda. Pero la hace girar con precisión.

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