Sal e Brasa Roma: el lujo está en el fuego, no en la pose

Un rodizio en la Roma que no presume lujo, lo sirve al punto. Carnes impecables, mariscos frescos y un ambiente que simula comer bajo los árboles. Así es Sal e Brasa Roma: fuego, producto y cero pose.

Hay lugares que tratan de impresionar con vajillas doradas, nombres en francés y luces tenues de catálogo. Y hay otros que simplemente ponen buena carne al fuego y dejan que hable por sí sola. Sal e Brasa Roma pertenece a esta segunda especie: restaurantes donde el lujo no está en la pretensión, sino en la ejecución.

Ubicado en una de las esquinas más activas de la colonia Roma, este nuevo local del grupo Sal e Brasa toma distancia del bullicio habitual del barrio con un gesto arquitectónico simple pero eficaz: crear la ilusión de un jardín. El techo simula el ramaje de un árbol y deja entrar luz natural como si se estuviera al aire libre, aunque estés en medio del concreto. Es una escenografía tranquila, elegante, sin forzar dramatismos. Aquí no hay neones ni discursos gastronómicos rimbombantes: hay brasas, hay espadas, y hay producto.

Y ese producto, cabe decirlo, es de primera calidad. No es el típico rodizio de buffet con carne reseca y camarones de baja estofa. Aquí, el desfile de espadas va de la mano con un compromiso claro por ofrecer cortes nobles y bien ejecutados: picaña jugosa, baby beef terso, alcatra con buena costra y cordero cocido con paciencia, sin esa prisa que suele arruinarlo todo. El pulpo merece mención aparte: firme, fresco, con un punto de brasa que no lo disfraza, solo lo acompaña.

El mar también tiene lugar aquí, y no como relleno. Los mariscos no se sienten secundarios. Al contrario: el pulpo, las brochetas y las opciones de barra fría se suman a la experiencia sin competir con las carnes, elevando el conjunto.

El servicio es otro acierto. No hay rigidez, pero sí una clara vocación de complacer. Te consienten sin empalagar, con esa mezcla de eficiencia y amabilidad que se agradece en un formato donde todo depende del ritmo con el que llegan las espadas. Preguntan, ofrecen, sugieren, pero también saben retirarse a tiempo. Y eso, cuando el plato fuerte es una experiencia prolongada, marca una diferencia.

En un contexto donde el discurso de “alta carne” a menudo se convierte en coartada para cobrar de más o impresionar de menos, Sal e Brasa Roma ofrece un equilibrio poco común: buen producto, cocción impecable, servicio atento y una ambientación que en lugar de gritar lujo, lo susurra. Pero lo susurra con claridad.

¿Es el lugar más innovador de la ciudad? No. ¿Pretende serlo? Tampoco. Y eso es parte de su encanto. Aquí no vienes a descubrir la rueda. Vienes a recordar por qué la carne al fuego sigue siendo una de las formas más contundentes de la satisfacción. Vienes a comer bien, sin fuegos artificiales.

Para quienes buscan una experiencia carnívora sin espectáculo innecesario, con precio justo y producto bien tratado, esta sucursal se convierte en una alternativa poderosa. No solo frente a otros rodizios, sino frente a muchos asadores de mantel largo que gastan más en discurso que en cortes.

Sal e Brasa Roma no es un restaurante que grite. Pero sí uno que entrega con contundencia, desde las brasas hasta la mesa.


📌 FICHA DE ANTOJO

  • 📍**¿Dónde?** San Luis Potosí 134, Roma Nte., Cuauhtémoc, 06700, CDMX
  • 🥩 Platos destacados: Picaña, baby beef, alcatra, pulpo a la brasa, cordero
  • 💰 Costo promedio por persona: $650 a $1000 MXN (dependiendo de las bebidas)
  • 🕰️ Ideal para: Comidas largas, celebraciones, amantes de las carnes
  • 🎯 Para quién sí es: Quien aprecia el producto por encima del show
  • Para quién no es: Amantes del minimalismo vegetal o el discurso conceptual