En una ciudad donde muchos restaurantes apuestan por el artificio, Trillo logra algo más complejo y menos evidente: cocinar identidad. Su propuesta no busca epatar; busca recordar. Cocina con técnica, sabor y narrativa personal.
En una ciudad donde muchos restaurantes apuestan por el artificio, Trillo propone algo más sutil y, por eso mismo, más difícil: cocinar identidad.




No busca impresionar con fuegos de artificio ni con discursos huecos; busca evocar.
Su cocina tiene técnica, tiene sabor, pero sobre todo, tiene una narrativa que se siente propia. Una que no grita, pero que permanece.
En mi visita reciente, me encontré con platos que no sólo cumplen, sino que emocionan: un taco de pork belly con memoria de casa, un estofado de pulpo que abraza el paladar, y una tártara de camarón que juega a la precisión sin caer en la frialdad.

¿Vale la pena Trillo en el mapa gastronómico de CDMX?Comparto mi análisis completo en 7 Caníbales:
#restaruantesencdmx